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DAEDORN´s TALES: Zealoth (II)

 

 


Continuamos con un poco de historia y trasfondo que envuelve el mundo de Zealoth. 
Tras echar la vista atrás a las dos primeras Eras de su creación ahora podemos avanzar un poco más en su rica historia, comprobando como el mundo creado por los antiguos dioses empieza a precipitarse hacia su oscuro final...


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LA TERCERA ERA

Los Paladines oscuros guiaron las diferentes razas de Zealoth en una lucha constante de muerte, devastación y caos, sumidos por el odio y la envidia. Si el resto de Arcanos provenían de las Emociones, la Autoridad o la Comunión entre los seres, el Arcano de la Oscuridad se nutría de la destrucción de esas energías para lograr sus finalidades, rompiendo así el orden de la creación y el ciclo de la regeneración de los poderes divinos.

Los dioses quedaron enmudecidos. Comprendieron el mal que habían hecho aparecer sobre Zealoth pero era demasiado tarde, nada podían hacer ya. Ni tan siquiera Úsula tenía el poder suficiente para limpiar esa mancha de la creación sin destruirla por completo. Parecía todo perdido.

…Pero la luz siempre prevalece sobre las sombras. Aquel que los humanos llamaron Sacrosanto, el primero de los Paladines e hijo de la mismísima Úsula sacrificó su cuerpo, su poder y toda su existencia para acabar con los Paladines corruptos y restablecer el orden de Zealoth. Este hecho quedó grabado en piedra con fuego y recordado como “El Sacrificio”. Gracias a este acto de amor puro y verdadero Zealoth pudo restablecer el orden natural de los Arcanos y los dioses aprendieron una gran lección.

La muerte del Sacrosanto también ha sido una de las más grandes enseñanzas para los Humanos que, desde entonces, rezan a Úsula por su regreso a Zealoth para llevarles de la mano hacia la verdadera luz. No en vano la Tercera Era fue la Edad del Hombre.

 

 

 


 

 

LA CUARTA ERA

La cuarta era empezó como un tiempo de renovación, principio y fe. Zealoth se había salvado y las razas volvían a adorar a los dioses. Los asuntos mundanos parecían ocuparlo todo y, sin embargo, el germen de la destrucción yacía latente entre sus carnes, esperando el momento para asestar otro duro golpe, quizá el definitivo.

Aunque el Arcano Oscuro había quedado casi olvidado ese conocimiento prohibido aún permanecía oculto entre los muros desterrados de la muerte. Cuentan las leyendas que un humano llamado Xanatos descubrió ese conocimiento y empezó a usarlo para sus propios fines, extendiendo “La Mancha” sobre Zealoth como una sombra apenas perceptible hasta que adquirió el poder suficiente para intentar alzarse sobre el resto de razas y continentes. Para aquel entonces la Mancha era tal que Xanatos extinguía las vidas de centenares de seres tan solo con chasquear un dedo, doblegando al momento a todos los que osaban contradecirle. Xanatos, sin embargo, desconocía lo que había desatado; cuando la Mancha lo embriagó todo los seres comenzaron a marchitarse y la vida desapareció de Zealoth como un río desbocado, imposible de detener.

Pedazos del cielo se resquebrajaron cayendo sobre la tierra, el fuego surgió del suelo para engullir ciudades enteras, los mares hirvieron hasta quedar extintos y los dioses sintieron que su existencia misma se desmoronaba. En un último intento por detener la Oscuridad provocada por la Mancha Úsula reunió a sus hermanos y hermanas, todos ellos, y entonaron la última de las letanías escuchadas desde entonces. El poder reunido de los Siete dioses.

Tras el canto solo quedó el silencio.

 


LA QUINTA ERA

Zealoth estaba destrozado, sumido en la ruina más absoluta y ennegrecido por los restos de la Oscuridad y la Mancha pero, además, los dioses ahora estaban en silencio. Los seres que sobrevivieron a  “La Caída” no tenían apenas qué comer pues el suelo estaba marchito y ninguna planta podía vivir en aquellas condiciones. Generaciones enteras perecieron entre el barro, la lluvia oscura, las tormentas y los monstruos…

...Monstruos. La Oscuridad trajo la casi total destrucción de Zealoth y multitud de creaciones deformes y descontroladas de seres malignos que clamaban por ella. Aberraciones con decenas de patas, criaturas aladas que escupían muerte o mutaciones de las propias razas que apenas eran reconocibles y cuya sed de sangre no tenía límites. Zealoth volvía a estar condenada y no quedaban dioses que escuchasen las súplicas de sus hijos para salvarlos.

Los años pasaron hasta que los elfos supervivientes del continente conocido como Daedorn, al mando de Silvren - Bav – Um, realizaron una increíble gesta conocía en nuestros días como “El Alzamiento”. Todas las razas habían sido mermadas hasta la casi total desaparición pero los hijos de Il-Danaq permanecieron firmes, puros. Silvren reorganizó a los eruditos Arcanos élficos que quedaban y se reagruparon en un antiguo túmulo de poder en Daedorn para contraatacar. Ni siquiera los más ancianos elfos saben con exactitud cómo, o quizá sea el secreto mejor guardado de todo Zealoth, sea como fuere los elfos empezaron a ganar kilómetro a kilómetro, población a población, roca a roca, hasta que el continente de Daedorn quedó bajo su entera protección.

Las Grandes Casas élficas que participaron crearon los Cinco Pilares de Retribución, quedando como Capital de todo el continente de Daedorn el túmulo donde todo tomó forma,  y se concedió el armisticio a todas las “razas menores” que sobrevivieron o apoyaron esta noble gesta. Mientras Zealoth estaba sumido en las sombras, Daedorn era un pequeño faro de esperanza… aunque no para todos…

 

 

 


 

 

LA SEXTA ERA

Desde el final del Alzamiento hasta nuestros días se extiende la conocida como Sexta Era, o la Edad del Pesar.

Los elfos dominan Daedorn con mano firme e implacable sobre una tierra podrida que apenas puede mantener a sus habitantes. Ni las plantas ni los animales parecer pervivir lo suficiente y el clima ha cambiado tan radicalmente que apenas el sol calienta. Los monstruos acechan en cada recodo del camino a los incautos. Todo el Daedorn respira muerte y los dioses siguen enmudecidos.

Los enanos, otrora grandes guerreros de valor sin igual ahora ahogan sus penas en los burdeles o alquilan sus armas por piezas élficas. 

Los orcos, antaño líderes tribales, fuertes amos de las montañas, hincan rodilla y rinden pleitesía a las Grandes Casas como luchadores por el simple divertimento de sus amos. 

La raza media o "medio – seres" viven escondidos en agujeros bajo la tierra, robando y sobreviviendo entre el hedor y la muerte.

Los humanos han sido castigados por la Mancha y el legado de Oscuridad, siendo sacrificados, esquilmados o usados como esclavos sin ningún tipo de piedad.

Y los mestizos, aquellos que nacieron de la mezcla entre elfos y humanos hace años, apenas sirven como comida para las fieras de sus palacios, bastiones y ciudadelas.

 

Nadie sabe con certeza en qué estado se encuentran los otros continentes de Zealoth pero todo apunta que no queda más que dolor y sufrimiento para aquellos que anhelan despertar al día siguiente.

Reza a los antiguos dioses. Exprime hasta el último latido de los Arcanos y prepara tus armas porque en Daedorn nada te dará una segunda oportunidad.

 

YA NO QUEDAN HÉROES, SOLO ALMAS ATORMENTADAS O ENGULLIDAS POR LO QUE UN DÍA FUE Y NUNCA VOLVERÁ…

 


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Parte 2 - Trasfondo y Ambientación.

 

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