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Proyecto Diario (II)

Continuamos con este pequeño gran proyecto... ahi va otro capitulo del Preludio.
Espero que os guste ;)





CAPITULO II


Sangre. Miedo. Dolor. Gritos, muchos gritos de mujeres, hombres, niños. Un rugido aterrador resonando en mi cabeza y sentir como mis pies corren sin cesar y mis piernas no pueden sostenerme.

Cuando mis avellanados ojos volvieron a abrirse seguía allí tendida, contra la puerta "M12", sudando y con la respiración desbocada. Mi cuerpo seguía entumecido y frío, desbordado por un caudal de sensaciones que lo saturaban y embriagaban sin control. Pasé mi mano por mi cara intentando despejarme pero al apartarla mis dedos estaban manchados de sangre, mi sangre. Estaba sangrando por la nariz pero apenas se trataba de un hilillo. Nada serio.
¿Qué había pasado?, ¿qué me habían hecho en mi cabeza?. ¿Acaso estaba enferma?.
Eran demasiadas preguntas para una misma ¿mañana?. Si quería respuestas tenía que continuar, sacar fuerzas de flaquezas y abrir esa maldita puerta.

Abrirla... eso era fácil. Mis dedos estaban poseídos por mi instinto y sabían qué tenían que hacer y cómo. Lo difícil era ponerse en pie, caminar, moverse y mantenerse. ¿Por qué estaba tan débil?, ¿acaso llevaba mucho tiempo allí encerrada?.

La puerta se abrió expulsando vapor por una de sus juntas lo que significaba algún tipo de cierre estanco. ¿Por qué?. Despacio y con precaución crucé su umbral y salí al interminable pasillo que surgía, como la boca del wyrm, hasta el infinito.
¿Wyrm?, ¿qué coño era eso?.
Aparté nuevamente las palabras que no despertaban imagen alguna en mi descompuesta cabeza y avance por el pasillo. Era interminable. Las paredes eran hexagonales como el mismo pasillo como si de un panal se tratase pero tan solo podía ir en una dirección, adelante. Tras unos pasos que parecieron una eternidad y cuyo esfuerzo me hizo detenerme en múltiples ocasiones al fin descubrí un cruce. Mierda. El panal se agrandaba.
No había carteles aunque sí un computador en una de las paredes. Como los otros estaba desconectado. Debía dar gracias por al menos tener esa tenue luz auxiliar para poder ver por donde pisaba.

Nuevamente el ruido, sobre mi cabeza, en el techo, a unos cincuenta metros. Esgrimí instintivamente el escalpelo pero allí no ocurrió nada. ¿Serían los quejidos de la estructura donde me encontraba?. Me apresuré, al menos lo rápido que unas piernas raquíticas e incontrolables podían. Sin pensar mi cabeza volvió a decidir por mí y continué por uno de los pasillos laterales. No había andado ni cincuenta metros cuando el pasillo finalizó abruptamente y ante mi nuevamente se abrieron dos posibilidades: subir o bajar.

La escalera metálica se alzaba y descendía en dos tramos aunque desde mi situación era capaz de ver cientos y cientos de peldaños de su estructura que podrían alzarse mas de cincuenta metros sobre mí y al menos otros cincuenta bajo mis pies. ¿Dónde coño estaba?.
Bajar es menos cansado que subir pero a mi cabeza no pareció importarle lo mas mínimo ni esta lógica aplastante ni el hecho de que mi cuerpo se encontraba al borde del colapso. Comencé a subir las escaleras y decidí obedecer a aquellos instintos que parecían saber mas que yo sobre todo aquello.
Tras dos tramos de unos veinte escalones cada uno llegué a la primera parada. En la pared, con unas letras marcadamente formales y sobrias, me recibía fríamente otro pasillo. "J45". ¿45?, ¿qué coño...?.
Decidí acallar mis preguntas. Nadie las escuchaba. Nadie las respondía. Tenía que seguir...

 
 
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