Si, ya estamos en el 2015 tras un final de año apoteósico, con muy buena onda y con un viaje al norte de España donde he podido disfrutar y conocer Asturias (los Picos de Europa) y pasar mas tiempo con la mujer de mi vida, mi esposa y compañera, amiga y confidente ;)
Bueno, debería empezar por daros la bienvenida al 2015, felicitaros las navidades y esperar que os hayan traído muchas cosas los Reyes Magos dadas las fechas que son. Tras todo esto, con alguna fotillo típica de rigor, debo decir que me encuentro embarcado en varios proyectos ilusionantes, como no podía ser de otra forma. El tema del currele no laboral sigue viento en popa con la Asociación "Distrito 9 Airsoft" que ya es un referente en este mundillo (al menos en la Comunidad de Madrid) y con la que me sigo embarcando en mejoras, modificaciones del campo D9, así como proyectos con otros grandes del mundillo para que este año sea mas grande si cabe. El tremendo esfuerzo de horas, desvelos, noches y dias sin parar, ha dado su fruto en este tema y debo decir que estoy mas que orgulloso de seguir en ello... claro que sin toda la gente que me ha apoyado no podría haberlo hecho. Gracias a todos, sobre todo a mi mujer, mi familia y mis amigos mas cercanos que siempre han dado animos.
Cambio de tercio y os hablo un poco de mi otra gran devoción, las letras. En este campo sigo escribiendo, alentado por mi mujer y algunos de mis amigos "frikis". El 2014 lo recordaré por realizar uno de mis escritos / cuentos / noveluchas mas queridos: "El Enclave". Espero que 2015 sea un año en el que este nombre pueda sonaros a muchos dado que en breve tendréis noticias muy buenas sobre este escrito de 100 hojas jejeje
Pero bueno, mientras las sorpresas llegan, debo decir que escribo mas que nunca pero menos de lo que me gustaría. Estoy retomando textos antiguos y mejorando algunas cosillas mientras me enzarzo en otros escritos de diferentes temáticas. Para que veaís un ejemplo de ello tras el "salto" podréis leer uno de mis otros pequeños relatos a modo de intro para un futuro cuento de no mas de 100 hojas tambien: "Despertar Zombi".
Me despido que ya el tiemp me viene encima.
Un fuerte abrazo y pasad un Enero inolvidable... el 2015 tiene que ser el mejor año que hemos podido soñar. Animo!
No sonó el despertador. Estuve remoloneando al menos quince minutos
mas de la cuenta; aunque no podía dormir mar era una sensación
indescriptible poder permanecer entre las sábanas sin prisa, manteniendo
el calor, sintiéndome cómodamente envuelto por ellas.
Cuando
finalmente mis pies descalzos tocaron el suelo no pude evitar un
estremecimiento, nada que un baño caliente de espuma, bien acompañado de
música, sales de baño y una copa de buen vino, no pudiese remediar, al
menos durante media hora. Allí, totalmente hundido entre la espuma, sin
duda alguna era la sensación mas cercana a encontrarse en el paraíso.
Con tan solo una bata para abrigarme, no es que hiciese falta mas, me
dirigí bailando al ritmo de la música hasta el salón. El piso, unos
ciento ochenta metros cuadrados de ático, con gran parte del mismo
acristalado para disfrutar de las preciosas vistas de la ciudad, estaba
cuidado hasta el mínimo detalle con verdadero lujo. No del cargante
glamour de aquellos que no saben como gastar su dinero, sino de lujo del
bueno: cuadros de grandes pintores (de los de verdad, no de los autores
que dan dos brochazos y te toca a tí imaginar), alfombras
impresionantes, mesas y sillones de los que levantarse era hacer un gran
esfuerzo, así como todas aquellas pequeñas cosas que te hacían la vida
un poco mas fácil.
Al llegar junto al gran ventanal que daba a la
Gran Vía de Madrid me detuve. El café humeaba en la mesa y aproveché
para calentarme con él las manos. Desde aquella vista privilegiada podía
ver prácticamente toda la arteria principal de la capital. A mas de
treinta metros de mi la gente se agolpaba, caminaba como borregos
chocando entre ellos, como todos los días. Cientos, quizá miles o mas,
se movían como verdaderas hormigas entre el asfalto y los coches
mientras yo degustaba los placeres mas exquisitos de la vida. Pobres
estúpidos.
Relajado junto al ventanal, con los pies firmemente
apoyados sobre una silla, degusté con suma tranquilidad mi delicioso
brebaje producto de una de esas máquinas automáticas de diseño. Suspiré.
Era hora de empezar a trabajar si quería aprovechar lo que quedaba de
día. Resignado me acerqué a la habitación del vestidor y abrí las dos
hojas del armario de mas de seis metros de largo para revisar mis
posibilidades de vestuario.
Negro sobre negro que dirían algunos.
Soy un hombre elegante, siempre lo he sido. Nunca se deben perder
cualidades como esta pase lo que pase; es verdad que cuando las
condiciones eran menos favorables (no siempre me he encontrado en tan
alto escalafón social) apenas podía permitirme un armani o un traje como
Dios manda pero hay que intentar mantener lo que somos, eso decía mi
madre.
Tras elegir tranquilamente uno del centenar de trajes,
pantalones, camisas y corbatas, de entre las decenas y decenas de ellos
me calcé un par de zapatos italianos, cómodos pero realmente preciosos.
Ya casi estaba preparado para empezar mi mañana, sólo quedaban los
complementos, por supuesto. Un rolex de platino, gemelos de burano, y,
definitivamente, lo mas necesario para empezar mi largo y duro día de
trabajo: me ajuste el cinturón de cuero negro y las dos tiras del mismo
en la pierna por encima de la rodilla dejando que la cartuchera del
revolver quedase ligeramente ladeada, descansando sobre mi costado
derecho. La otra funda para mi peacemaker de reserva se encontraba
firmemente sujeta a mi espalda, justo por debajo de la chaqueta del
traje de modo que mi mano pudiese echar mano de ella sin hacer demasiado
esfuerzo. En la canana del cinturón me aseguré de que había al menos la
docena de balas del calibre cuarenta y cinco. No era mucha munición
pero apreciaba realmente aquel par de revólveres de los USA mas
sangrientos y lejanos, regalo de uno de esos amigos que ya no volverían a
necesitarlos jamás.
Tras las pistolas tocaba dar paso a las armas
automáticas; desde que esto había empezado me había hecho con un
verdadero arsenal y aquello parecía el "Corte Inglés". Abrí el armario
del salón, dejando reposar sus puertas mientras miraba aquellas armas,
decenas y decenas de ellas, bien ordenadas esperando ser elegidas. Había
varios m4 estadounidenses, un par de escopetas de caza de doble cañón,
rifles g36 del ejército español en sus diversos modelos de cañón largo o
corto así como algunas armas mas cortas como un par de uzis, un mp5 del
modelo "k" así como un rifle de francotirador con mira telescópica,
capaz de acertarle en un ojo a un desgraciado a mas de un kilómetro de
distancia... o eso parecía al menos.
Junto a todo el arsenal podía
tener munición suficiente para empezar otra guerra mundial aunque no
tenía ni idea de cuanto tiempo seguiría en aquella tesitura. Me decidí
por un m4 corto, modelo de asalto de las fuerzas especiales de
intervención. Su aspecto era impoluto, casi nuevo. Apenas lo habrían
disparado un par de cargadores cuando pude rescatarlo... una pena no
volver a darle un uso adecuado.
Mientras me colocaba la correa de
un punto por encima de la chaqueta y el cuello dejé que reposara sobre
mi pecho un momento y respiré profundamente. En mi cabeza no existía ni
un solo atisbo de miedo o preocupación; decían que era por culpa de mi
enfermedad, fuera como fuese me importaba muy poco. En este ambiente, en
esta situación, no podía tener mas suerte que contar con ello... nunca
preocupado, nunca con miedo, siempre con la sangre fría necesaria para
un trabajo que lo requería, al menos si querías seguir vivo otro día
mas.
Me santigüé y entoné una breve oración por aquellos que ya
no estaban... o que estaban pero su alma había desaparecido hace tiempo.
Salí a la terraza sintiendo el suave aire sobre mi rostro y me coloqué
las gafas de sol antifragmentación, regalo de uno de los soldados de la
"Isaf" muertos en la defensa de Madrid, y me acerqué hasta la escalera
de incendios modular que utilizaba habitualmente para llegar al trabajo.
Esta vez me tocaba la quinta planta del edifico. Llevaba un mes
limpiando mi nuevo hogar y la verdad es que apenas concebía como narices
había tantos objetivos que desalojar por allí. Sabía que las grandes
urbes eran un foco de reunión para ellos pero parecían reproducirse sin
cesar. Al menos las plantas que quedaban limpias y aseguradas no volvían
a caer... no al menos desde que Juande murió. Bueno, ahora se
encontraba en algún lugar mejor.
Golpeé la ventana del piso y
amartillé el fusil, disparando sobre el desgraciado infectado que se
giró sorprendido al verme llegar. La cabeza le estalló en mil pedazos.
Empieza la fiesta.
-- Extracto: "Despertar Zombi" --
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