Continuamos una semana mas con el CAPITULO V del "Preludio" de esta serie... aunque ya hay escrito parte del "Libro 1" espero que os vaya gustando y muchas gracias por todos los comentarios y ayudas que me van llegando.
Aquí os dejo la página de hoy:
CAPITULO V
Dicen que el silencio dice mas
que muchas palabras. Aquella taquilla era una patada en la entrepierna... y
otra para el capullo que dijo esa frase. Una gran taquilla sin nada. ¿No tenía
nada que guardar?, ¿acaso no me fiaba? ¿o es que estaba solo de paso por allí?.
Cuando ya disponía a cerrar de un golpe esa estúpida caja de la nada mis ojos
se fijaron en un extraño papel pegado en la pared interior derecha. Era fácil
no verlo.
Mis dedos ávidos lo cogieron y
examinaron. Era un pequeño trozo de papel, como arrancado de algún libro. En su
borde inferior derecho se podía leer el número ciento setenta y uno. En el
reverso de aquel fragmento estaba escrito: "Te quiero".
Genial. Aquello inundaba mi ya de
por si desbordado baso de preguntas.
Mi enfado crecía por momentos
pero al menos el fría estaba desapareciendo de mi cuerpo y, aunque hambrienta,
parecía haber recuperado fuerzas. ¿Dónde debía dirigirme ahora?. Sin un mapa de
todo aquello, por mucho que mi subconsciente conociese el lugar, era como dar
palos de ciego y me estaba hartando de ello. Estaba claro que aquel
"171" no pertenecía a esta sala dado que todas las taquillas tenían
cuatro dígitos. Entonces... ¿qué coño era eso?.
El "Te quiero" era casi
igual de útil. Significaba que alguien me quería o que yo quería a alguien en
ese lugar, fuere quien fuese, pero no indicaba nada mas. ¿Seguiría allí?,
¿estaría fuera esperándome?.
¡Bah!
Con paso firme me dirigí hacia la
puerta y teclee el código de seguridad para la apertura manual. Los sensores de
la tarjeta ID estarían inhibidos por el fallo de energía en el generador
principal. Un momento... ¿qué?. Daba igual, mi prioridad ahora era llegar al
comedor para poder saciarme, luego ya pensaría en reactivar el generador para
poder acceder a las consolas.
La puerta volvió a abrirse y me
encontré de vuelta en el pasillo oscuro por donde había venido pero con la
extraña sensación de que alguien o algo me observaba desde las sombras.
Un cruce, otro cruce, pasillos
kilométricos y nuevamente las escaleras. Estaba claro que mi cabeza sabía donde
iba y el uso de las escaleras era sin duda mas eficaz que un ascensor que
estuviese fuera de servicio. Iba a resultar que era lista y todo.
Miré nuevamente a las infinitas
escaleras que subían y bajaban y refunfuñé al descubrir que mis pasos me
conducían hacia arriba.
J30.
Estaba empezando a pensar que la
"J" era la abreviatura de una palabra fea para los que estaban
cansados de subir y bajar escaleras. Empezaba a comprender el porque de ese
precioso culo que tenía, este era el mejor de los ejercicios.
Con la respiración aún acelerada
y las piernas cansadas salí del rellano y me interné por un clon de los
pasillos anteriores. En este nivel las luces parpadeaban como si la corriente
auxiliar apenas les llegase. Continué pensando en los suculentos bocados que me
esperaban en el comedor o la cocina aunque con mi suerte, pensé, estaría vacío
y tendría que conformarme con comida para gatos.
Un cruce, otro cruce. Ni un alma,
ni un sonido, nada mas que las sombras y el silencio a mi alrededor. No tenía
miedo ni sentía ningún tipo de temor o alerta lo que me reconfortaba al menos.
Después de unas decenas de metros
pasé junto a una puerta hexagonal y la curiosidad me hizo detenerme.
La puerta no era llamativa. Era
oscura, rectangular y sin otra marca que un extraño símbolo...
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